Buenos días

Hoy, nos reunimos los rostros sombríos de cientos, miles de personas, que nos acudimos a rendir justo honor a nuestro querido alcalde de Santo Domingo Este y presidente de nuestra Federación Dominicana de Municipios, compañero y amigo Juan de los Santos.

El país está de luto y, para nosotros, el momento no puede ser más triste ni la ocasión más trágica.

Es innegable que tu muerte, Juan, las circunstancias en que se ha producido, es un síntoma. Un síntoma de que como sociedad nos encontramos retados por la violencia delictiva que viene cobrando víctimas inocentes por acciones que expresan que estamos fracasando en el intento de construir una sociedad más equilibrada, más racional, justa y asentada en el diálogo y la solidez de las instituciones.

Una comunidad de personas constituye una sociedad cuando es capaz de generar solidaridad y cohesión, cuando escapaz de encontrar víasefectivas para la solución de los múltiples conflictos que se generan en el día a día, cuando es capaz de hacer que todos nos apeguemos a un sentimiento de pertenencia y a unas reglas que organicen la búsqueda de soluciones.

Tu muerte, Juan, es un alarido de horror que nos advierte que esta es una hora para sacudirnos de la indiferencia, la apatía y la impotencia, para encarar el momento y nuestros retos. Demasiado doloroso es este momento, pero debemos sobreponernos a la consternación y encontrar juntos la forma de hacer posible esa sociedad que necesitamos y a la que todos y todas aspiramos.

Los alcaldes y alcaldesas, así como las demás autoridades municipales que nos convocamos bajo las referencias de las asociaciones y gremios de la municipalidad dominicana, tenemos que comprender que es imperativo que prestemos la necesaria atención a la búsqueda de un clima de seguridad para la convivencia social y personal, porque es demasiado caro para nuestros sentimientos y valores, el precio que toca pagar cada día que si no logramos construir mejores lazos y más capital social. Estamos atentos, escuchando este grito y obraremos a conciencia y en consecuencia.

Juan de los Santos no sólo ha sido el presidente de FEDOMU en un período especialmente importante para la construcción de una municipalidad distinta. Ha sido líder de un proceso de cambio que todavía muchos no pueden notar, pero que comienza a marcar ya el sentido en el que deben avanzar nuestros gobiernos locales.

La gente experimenta la vida social en sus comunidades, en sus territorios. Los gobiernos locales son la expresión del grado de derechos y garantías con los que la gente convive como sociedad. A lo que aspiramos es a que todo aquello que es imprescindible para que las personas vivan con equidad y calidad, sea realizado tomando en cuenta las necesidades y aspiraciones de las personas de cada comunidad, construyendo una institucionalidad pública que sea un conjunto de procedimientos y mecanismos para garantizar derechos y conducirnos en el ejercicio de deberes. Esos son principios de la autonomía municipal y del municipalismo democrático.

Juan de los Santos estaba profundamente comprometido con esa visión. Por esta razón su liderazgo como presidente de FEDOMU marcó un hito que las futuras generaciones reconocerán como el principio de un cambio trascendente.

Bajo su inspiración comenzamos un esfuerzo para ayudar a que los gobiernos locales dominicanos incorporemos una forma de gestión orientada a los resultados, la rendición de cuentas y el mejoramiento de las condiciones de vida de la gente.

Creía que, si los gobiernos locales se abrían a las comunidades, a la gente, logrando una alianza de propósitos y esfuerzos entre el liderazgo local, la sociedad civil y las instituciones del gobierno central para mejorar nuestro desempeño como instituciones públicas más cercanas a las personas, esto sería la base para la construcción de una mejor sociedad.

Juancito confiaba en que, a partir de estos esfuerzos, el liderazgo de los gobiernos locales tendría la legitimidad social y el apoyo necesario para que la aspiración por más autonomía y democracia local fuera vista como parte esencial del camino hacia el desarrollo humano. Juan pensaba en la gente y su bienestar, pensaba en el futuro de responsabilidades compartidas y de capacidades y opciones para que las personas lograran su realización.

Por eso confió y acepto el desafío de conducir a la municipalidad hacia esos objetivos, se atrevió a encaminarnos en esta dirección, porque le importaba, sobre todo, el bienestar de las personas.

Nosotros, desde la municipalidad dominicana, Juan, no te decimos adiós. Te honramos, pero no te vas. Seguirás con nosotros porque ya eres parte del camino que tenemos que recorrer, porque aceptamos continuar con el desafío en que te comprometiste a nuestro nombre.

No te vas, porque ya eres un hito en la municipalidad dominicana. Con humildad, pero con orgullo, damos gracias a Dios por habernos dado la oportunidad de compartir contigo y aprender de tu dedicación, tu coraje y tu humildad. Seguiremos tu ejemplo

Compañero del alma…. compañero